jueves, 11 de julio de 2013

Eduardo J Correa

 

Eduardo J. Correa

Eduardo J. Correa (1874 - 1956)

 
Prolífico escritor, periodista y político, Eduardo J. Correa nació en Aguascalientes el 19 de noviembre de 1874 y murió víctima de una afección cardiaca el 2 de julio de 1964, a los 90 años de edad. Hijo de Salvador E. Correa y de María de Jesús Olavarrieta. En Aguascalientes estudió la primaria y la secundaria. Joven y huérfano de madre, se mudó a la ciudad de Guadalajara, donde obtuvo su título de abogado antes de cumplir los 20 años de edad y sin presentar examen final por su alto promedio.
 
Ya de regreso en Aguascalientes, fue designado secretario del Supremo Tribunal de Justicia y más tarde fue agente del Ministerio Público. Sin embargo, su temprana vocación por la literatura lo llevó a incursionar en el periodismo. En Aguascalientes fundó varias revistas y periódicos que sirvieron como talleres de creación y formación literaria entre los escritores locales. Entre las primeras publicaciones impulsadas por Correa se cuentan La Antorcha (1889), La Juventud (1891) y El Horizonte (1891) , esta última realizada con la colaboración de José G. Villegas y Gerardo Murillo (el Doctor Atl).
 
Enemistado con el gobernador Alejandro Vázquez del Mercado debido a la orientación opositora de sus publicaciones, Correa emigró a Guadalajara en 1909 para hacerse cargo del diario católico El Regional . Durante su estancia en Guadalajara, se dio tiempo para fundar, en 1912, una nueva publicación literaria titulada Pluma y Lápiz . En el mismo año de 1912 emigró a la ciudad de México para dirigir La Nación , órgano informativo del Partido Católico Nacional, actividad que fue obligado a abandonar en 1913 debido a su posición y criterio independientes.
 
Paralela a su trayectoria periodística, Correa forjó una breve pero intensa carrera política, iniciada a fines del Porfiriato, cuando decidió unirse a la corriente antirreeleccionista encabezada por Francisco I. Madero. Posteriormente se afilió al Partido Católico Nacional y fue elegido diputado federal en 1912, venciendo en los comicios a Alberto J. Pani.
 
Desencantado de la política (pues como diputado sufrió la disolución del congreso federal ordenada por Victoriano Huerta después del golpe de estado contra Francisco I. Madero), Correa decidió retirarse a la vida privada y comenzó a trabajar como abogado, pero sin descuidar su actividad literaria.
 
Así las cosas, además de publicar reiteradamente en la cadena de periódicos pertenecientes a García Valseca, Correa se dio tiempo para escribir libros de poesía, novelas, ensayos y biografías. Buena parte de esta obra narrativa es de corte romántico y costumbrista, pues respondía a la añoranza que Correa sentía por su lugar de origen. Como ejemplos de esta literatura destacan los libros Un viaje a Termápolis (1927) y Viñetas de Termápolis . Renglones rimados (1945)

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