sábado, 31 de agosto de 2013

Manuel Correa


Manuel Correa (Oporto, c. 1600 — Madrid, 1667), fue escultor español de origen portugués, discípulo y colaborador de Manuel Pereira.
Se documenta a Manuel Correa en Madrid al menos desde 1644, cuando testificó ante el Santo Oficio en el proceso abierto contra el escultor navarro José Martínez, diciéndose natural de Oporto y de edad de 44 años, avecindado en Madrid en la calle de Huertas.
En 1649 contrató en unión de los pintores Antonio Ponce y Francisco de Aguirre las decoraciones de las gradas de la iglesia de San Felipe con ocasión de la entrada en Madrid de Mariana de Austria.
En 1655, Fernando Antonio de Solórzano, hijo de Juan de Solórzano Pereira y siguiendo sus disposiciones testamentarias, contrató con Manuel Correa la ejecución de tres estatuas, las de sus padres y la del obispo de Bogotá, Bernardino de Almansa, con destino al monumento funerario. En 1662 Correa había completado una de ellas y reclamó el pago. Antonio Ponz llegó a ver las esculturas de los esposos en el lado de la epístola de la iglesia del convento del Caballero de Gracia. Se conserva únicamente, algo dañada, la del autor de la Política Indiana, guardada en el Museo Arqueológico Nacional en depósito del Museo del Prado, tras haber ingresado en el de la Trinidad. Se trata de una estatua orante en alabastro blanco veteado de gris oscuro de gran calidad.
A su nombre se documentan también las esculturas de los santos titulares de la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Toledo (1653) y seis de las esculturas del retablo de Torrejón de Velasco, que le traspasó Pereira en 1662, además del Cristo de las Victorias colocado en el altar de la iglesia de la Asunción de Parla en 1665, obras todas ellas perdidas.
Falleció en Madrid el 14 de abril de 1667; dos días antes había otorgado poder para testar dejando por testamentarios a su mujer, Francisca de Peñalosa y al arquitecto Sebastián de Benavente.
También hay constancia documental de que esculpe las estatuas de los santos titulares de la iglesia de San Justo y San Pastor de Toledo. Es muy posible que realizara otras obras en España, hoy desaparecidas o sin atribuir. En el Museo del Prado se conserva la figura arrodillada en actitud orante de Juan de Solórzano Pereira. El retratado muestra la cruz de Santiago labrada en el pecho y la obra presenta algunos desperfectos, el más importante de ellos, la rotura de las manos. El modelo iconográfico es el difundido por los Leoni en obras como las estatuas funerarias orantes de Carlos V o de Felipe II del monasterio de El Escorial. Esta efigie, junto a la de su mujer Clara de Paniagua y la del obispo de Bogotá, Bernardino de Almansa, fueron encargadas por el hijo primogénito de Juan de Solórzano, Fernando Antonio de Solórzano, siguiendo las órdenes del testamento de su padre. El escultor declara en 1662 que había acabado una de ellas, lo que facilita la datación aproximada de la obra.

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