ALFREDO CORREA DE ANDREIS
Nació el 16 de octubre de 1951 y murió el 17 de septiembre del 2004.
Bachiller "insacor" ingreso agronomo universidad del magdalena, sociólogo magister en proyectos de desarrollo social, universidad simón bolívar. Miembro de la casa de cultura "Alvaro Cepeda" de ciénaga magdalena.
Profesor universidad del norte (barranquilla), universidad simón bolívar (barranquilla), profesor visitantes de programas de postgrados de la universidad de cartagena, con énfasis en desarrollo municipal y planeacion del desarrollo.
En los últimos 20 años cargos como: asistentes tecnico en cultivo tropicales, zona bananera: instructor de capacitación empresarial campesina sena: director centro de investigaciones del infotep adscrito al ministerio de educación nacional de ciénaga: promotor micro empresas asociativas de PNUD: coordinador proyecto de forestación y piscicultura del DRI. Profesor universidad del atlántico facultad de ciencias económicas y sociales: monitoreo política social del estado universidad del norte:director del departamento administrativo de planiacion distrital (barranquilla) asesor AUA de barranquilla, consultor de planiacion de desarrollo: consultor secretaria de praticipacion ciudadana (barranquilla).
Correa había sido asesinado de dos balazos.
La muerte del hombre caimán ”A principios de septiembre del 2004, en la parte exterior del coliseo de la Universidad del Norte, el artista Álex García se encontraba dándole los últimos toques a una escultura suya cuando apareció el profesor Alfredo Correa D'Andreis. Solo para mostrársela a su amigo, García armó a medias la escultura. Correa la elogió y al final ambos se despidieron con aire casual. Tres días después, García se enteraba de la noticia que conmocionaba a la ciudad: en una concurrida calle de Barranquilla, Correa había sido asesinado de dos balazos” Y Álex García poseído de esa portentosa fuerza expresiva que siempre lo ha caracterizado, supo lograr en sólo unos rápidos y precisos trazos la imagen terrible de un hombre-caimán debatiéndose en la agonía de la muerte, tendido en la inmensa soledad del blanco, levantando la cabeza herida hacia un cielo turbulento, y derramando, a la orilla de un mar y un río apenas sugerido, una lágrima azul y un solo hilo de sangre de la mano inocente”.
Alfredo Correa de Andreis era un respetado investigador social de 48 años que se dedicaba también a la docencia en las Universidades del Norte y Simón Bolívar de Barranquilla. Había sido rector de la Universidad del Magdalena y funcionario de la Alcaldía de Barranquilla. En el momento de su asesinato estaba adelantando una investigación sobre desplazados y sus derechos en las zonas marginales de la capital del Atlántico. En junio de 2004 fue detenido por agentes del DAS, llevado a media noche en circunstancias sospechosas de Barranquilla a Santa Marta. Contó luego, que creyó que lo iban a matar.
Después pudo probar que se le había montado un caso contra él con base en un testimonio de un supuesto guerrillero desmovilizado, cuyo testimonio fue repetido en boca de otro presunto guerrillero, con comas, puntos y errores ortográficos. A los 13 días quedó en libertad, pero continuó la investigación.
Pero desde que salió libre estaba seguro que intentarían matarlo.
Tres meses después, el 17 de septiembre de 2004 cuando se despidió de su mujer, ella lo vio preocupado. Le dijo, como al pasar, que le dolía no despedirse de su hija. “Me siento barro”, dijo, besó a Alba y se fue. Eran las 2:20 de la tarde. A unos metros de su casa, en un andén del barrio El Padro de Barranquilla, lo acribillaron, junto con su guardaespaldas.
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